miércoles, 29 de abril de 2009

Carné por puntos Sí, pero para Peatones


Andar es una de las actividades más habituales que realizamos día a día. Es algo natural, una de las cosas más básicas que realiza el ser humano. Al día, según estudios científicos, se anda una media de... de... ni idea, pero a ojo, seguramente, más de 1 m y menos de 500 km. Las calles, lugar por excelencia para el trasiego humano, siempre tienen algún transeúnte que las atraviesa (si siempre, incluso a altas horas de la madrugada... Como os imaginaréis se esto por cultura popular y no por experiencia...). Pese a eso, cuando más bonitas y divertidas de ver son a la luz del día. Toda la gente paseando, yendo de un lugar a otro, hablando por la calle... Un espectáculo de luces y colores, de ropas estrafalarias, de heterogeneidad,..., sin igual. Algo indescriptible, una sensación espectacular... ¡UNA LECHE!, todo esto es algo que te provoca úlcera de estómago y cambios de humor hacia el enfado.



Andar por la calle puede ser una actividad distendida, pero es que hay personas que andan como si estuvieran en su casa. Sólo viven ellos, sólo ellos disponen de las calles, únicamente ellos andan por ellas. Desesperante, sin duda, muy desesperante. Parsimonia, palabra de origen latino con significado de "1. f. Lentitud y sosiego en el modo de hablar o de obrar; flema, frialdad de ánimo", según el DRAE. No seré yo la persona más rápida del mundo (más bien todo lo contrario), pero si hay algo que me pone de los nervios, son las personas que andan por la calle con lentitud. Lo peor de todo, es que esta "plaga" (si, si, plaga, vayas donde vayas estos individuos aparecen) dispone de diversas formas de aparición.


En primer lugar, podemos distinguir el "carrito ondulatorio". "Carrito Ondulatorio: dicese del carro para bebe, o bebes, que transcurre por la cera siguiendo un trayecto en forma de S, lo que impide su adelantamiento". El cual, además, posee la cualidad de tener un "espejo retrovisor" o alguna otra siniestra tecnología, que le permite ver por donde le vas a adelantar, para poder, antes del adelantamiento, poder virar hacia tu posición. Tú lo intentas una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces, a la quinta ya te aparece el tic del ojo, y a la sexta ya te entrar los instintos asesinos. Miras al horizonte (siempre y cuando, la persona que dirige el carro no te tape también la visión) y sientes una sensación, próxima al orgasmo, cuando ves acercarse la esquina. ¿Qué es la esquina?: la esquina es la zona de convergencia de dos pareces. NO pensadores, no es eso. La esquina, después del encuentro con el "carrito ondulatorio", es el elixir de la vida, ¡LA PIEDRA FILOSOFAL!. Cuando por fin alcanzas la esquina, eres libre, la libertad inunda tus pulmones, sientes cosquilleo en el estómago. Ahora, y sólo ahora, puedes continuar tu camino, el cual te apresuras a seguir (se han dado casos en los que el "carrito ondulatorio" se ha vuelto a colocar delante de un sujeto que celebraba su recién adquirida libertad), pero, no sin antes, lanzar la mirada del tigre. La mirada del tigre ha de desarrollarse cuando el adelantamiento ya es patente, y consiste en girar la cabeza y mirar el carrito, mientras inicias una ascensión suave (pero rápida) al conductor del mismo, diriges la mirada a los ojos y con la cabeza realizas un asentimiento repetido al mismo tiempo que dices alguna frase del tipo: "Anda y anda...", "Anda que...", "Pobre niño...", "Menudo personaje..." etc, poniendo como colofón un resoplido audible. Tras esta operación: ACELERAS y sigues tu camino.


También hay otra variante, los tertulianos. Estas son personas que dominan la técnica del lenguaje oral a las mil maravillas, pero que son incapaces de compaginar este dominio con la técnica de andar a un ritmo normal. Se les distingue, normalmente, por ser dos individuos (tanto hombres como mujeres, aunque en 98% de los casos son varones y en un 78% superan los 50 años) que van hombro con hombro por la calle y que constituyen un muro inquebrantable para los demás viandantes, y que pueden tratar los más diversos temas de actualidad, siendo, por supuesto, grandes maestros en todos ellos. Cuando los ves por la calle, delante de ti, puedes temblar. Tus pasos sufren una desaceleración que te lleva a situarte detrás de ellos con paso procesional. Ellos siguen igual. De hecho, puedes ponerte justo detrás, escuchar su conversación ¡¡e incluso opinar en ella!!, que ellos seguirán igual. También puedes lanzar las típicas INDIRECTAS, como carraspear, toser fuerte o, si vas acompañado, decir en voz alta "Madre mía, ¡que prisa tengo!", pero esta táctica tiene un grave riesgo: producir el enfado de los tertulianos.


Finalmente, encontramos también los llamados "atrincheramientos". Este fenómeno es el más numeroso en cuanto a participantes. Y, es que, los rasgos de un atrincheramiento son muy fáciles de identificar. Iras tú, el día menos pensado, andando distraidamente por la calle, mirando las ventanas, los coches que pasan... y llegará un momento en el que tu mirada se dirija al frente. Si estás ante un atrincheramiento, veras a un numeroso grupo de personas, inmóviles, hablando y en algunos casos incluso gritando. Cuando te vas acercando, el numeroso grupo de personas irá definiéndose ante ti y podrás diferenciar entre: la mujer de 33-42 años con sus dos hijos pequeños y alguna que otra bolsa de la compra, es ella el elemento central del atrincheramiento y la que lleva el peso del diálogo; a su lado la típica mujer mayor que ronda los 60 con la permanente recién hecha (también pueden aparecer en grupos de 2 o más), ella es el elemento que provoca el atrincheramiento y siempre, SIEMPRE llevará, o 6 (como mínimo) bolsas de la compra (en cuyo caso estarán esparcidas por el suelo), o el monedero rectangular en las dos manos para ir a comprar, la mujer mayor es un elemento que siempre aparece en los atrincheramientos; la vecina del 3º, pelota por naturaleza, elemento complementario que realizará tanto peloteos hacia una parte como hacia la otra, su edad puede oscilar y no es fija; el carrito (si, OTRA VEZ el puñetero carrito) de la vecina o familiar de la mujer de 33-42, que ha alumbrado hace poco y que presume de ello, su edad es inferior a los 30 años y suele ser un elemento que se añade más tarde a la composición del atrincheramiento; y por último, y como elemento opcional, el hombre mayor que ronda los 60 y generalmente recién jubilado, que acompaña a la mujer mayor, que observará la escena y la analizará sin entrar mucho en la conversación (opcionalmente lleva un palillo en la boca, gafas de sol y observará la fachada del edificio más cercano, esperando el final del atrincheramiento). Este es el panorama que te encuentras tú, y el cual tienes que asimilar en 3 milésimas de segundo. Normalmente, tienes que parar justo al lado del atrincheramiento. Entonces, pueden pasar dos cosas: en primer lugar, puede pasar que, si el atrincheramiento cuenta con un hombre mayor que ronda los 60, este se de cuenta de la situación (por no prestar atención a la conversación del atrincheramiento) y diga la celebre frase de "Haber, dejar pasar al muchachico/a", o, por otro lado, también puede darse el caso de que tu tengas que pronunciar un gruñido, que la gente interpretará como un "Disculpen" o "Perdón". En ambos casos, podrás pasar, pero ¿merece la pena?. Cuando el atrincheramiento se dispone a dejarte pasar, a parte del momento incómodo que se produce al cortar la conversación, se dan una serie de movimientos (carritos, bolsas, niños, personas... ) que pueden llevar a: pisotones, contusiones, heridas, esguinces,... y un sin fin más de consecuencias nefastas para la salud.


En todos estos casos, existe la posibilidad de invadir el carril de los coches para, o bien, circular por el mismo, o bien, cruzarse de calle. Esta posibilidad es una realidad y se emplea en un gran numero de ocasiones. No obstante posee el inconveniente de producir que la gente pase por donde le de la gana diciendo la, también célebre, frase de "¡Bah!, somos de Elda, cruzamos por donde queremos". Cuando el paso de una acera a otra se alarga y se pasa a invadir el carril de los coches y circular como si se fuera uno, también provoca un posible conflicto con los conductores, ya que, estos pitarán (están en todo su derecho), pero los peatones invasores, no se apartarán. En vez de eso, se girarán, y realizarán la mirada del tigre (anteriormente descrita) y continuarán su camino, para después soltar una barbaridad de improperios hacia el pobre conductor que solo quería pasar por donde le correspondía.


El carné por puntos que se utiliza para los conductores, y de una eficacia controvertida, quizás debería emplearse también para los peatones. O quizás simplemente deberíamos mirar un poco más por los demás a la hora de andar por la calle.


Pensadoras y pensadores, reflexionar sobre esto y, sobre todo, no dejar de reíros y de recordar la actualización cuando se os den las situaciones anteriormente descritas. Buenas Noches.


Una vez más, intento adentrarme en la sátira con fines graciosos, no ofensivos. Se recrean situaciones que han pasado y de una forma exagerada para gusto de los lectores. No se deben crear prototipos, ya que, cualquiera de nosotros puede ser en un momento determinado un conductor de carrito ondulante, un tertuliano callejeto o miembro (portador o no de bolsas) de un atrincheramiento. Una vez más, buenas noches.

5 comentarios:

Perrocansado dijo...

La hora del comentario es lo mejor, pone 23:45, y son las 2:36 y lo acabo de publicar... En fin, era una pequeña reflexión, espero que os guste y que, por lo menos, firmeis...¬¬ jajajja=P

Anónimo dijo...

jajajajajajajajjaa!
A quien no se le an piesto los tipicos k van a 2m/h y le a tocado cruzar de acera arriesgando su vida ya k venian cocheS?? jajjaa
y tamb estan lso tipcios k les pides k te dejen apssar y aun encima te miran con cara de "Ira!!" ajajjaa
Besss

Otra afectada por el fenomeno "pasotismo" dijo...

no puedo estar mas de acuerdo contigo...la gente por la calle va como si fuera sola
cuando mas se nota es en esas salidas masivas (casi estampidas) del instituto en las que a la gente parece darle igual los otros 500 chavales...ellos andan si quieren, se paran en seco si quieren o incluso se dan la vuelta y empiezan a andar con lo que resulta inevitable chocarte con el dichoso crio...y encima luego se enfadan =@ a mi esto me desespera y una vez mas tu lo has plasmado a las mil maravillas =)

Anónimo dijo...

Lastimosamente estas situaciones se plantean demasiado amenudo a lo largo del dia... pero cuando conduces aún es peor... los peatones se tiran literalmente en plancha delante del coche para cruzar por donde mas les "apetece"...No se si son mas peligrosos los conductores o los peatones...Es una buena reflexión, a ver si nos mentalizamos de que no vamos solos por la calle. Bss.

Anónimo dijo...

la verdad que esta curiosa la observación, me ha gustado Sr. Fox! como se nota que usted de letras, yo solo escribo sobre las burradas que me pasan a lo largo de los dias!
sigue reflexionando, pero mejor resumio! :P